Los partidos se juegan como se entrena. Y en esto se puede resumir el partido de inicio de la segunda vuelta de nuestro benjamín A, puesto que en toda la semana no ha habido ningún entrenamiento debido al mal estado del campo (gracias señores dirigentes de la ciudad, 2 años más tardes se supone que vais a poner luz y agua... ya podríais estiraros más y ponernos un campo decente), lo que claramente ha afectado al juego negativo del equipo, que perdió por 3 - 2 en casa del Cerro, un equipo a todas luces inferior, pero que con un poco de casta y mucho correr, se ha llevado un partido que demuestra que no hace falta mucho para ganarle a este San Roque.
Y es que la primera parte comenzó muy fría, para colmo no se calentó bien debido a que hasta media hora antes no nos dan vestuarios, y el arbitro decide no retrasar el inicio del encuentro. Pronto llegaría el primer gol local, en una carambola en un córner que los visitantes no aciertan a despejar, y un jugador local pone en el fondo de la red. Tocaba reaccionar, y la entrada de Jorge, un partido más, iba a darle claridad al equipo en ataque. Por partida doble iba a marcar el delantero sanroqueño, que le daba la vuelta al marcador, y se veían los mejores minutos del equipo visitante. Pero una mala salida en la presión dejó un hueco justo antes del descanso para que los locales empataran, y se desvaneciera toda confianza de los hoy morados y blanco.
Dicho esto, en la segunda parte fue una mezcla entre un "quiero y no puedo" y un "no tengo ganas", una dejadez que se está instaurando de forma preocupante en los jugadores de este equipo, que pretenden ganar los partidos por ir más arriba que otros o por su cara bonita. Se acabó el beneplácito del entrenador, a estas alturas de liga no se puede permitir este tipo de partidos, ni errar tantas ocasiones claras como se tuvieron en los últimos compases del partido, puesto que lo que se falla, se acaba pagando. En la penúltima jugada, otra carambola en el área nuestra, y ese miedo que no comprendo cómo puede llegar a tenerse en un futbolista a despejar una pelota convierte lo que pudo ser una victoria, que aunque no se mereció, hubiera sido justa, en una derrota dolorosa y que va a traer cola.
Final del partido, 3 - 2, y para casa tal como vinimos, con la maleta vacía de puntos, y una cara de tonto que todavía perdura. Este que escribe se enfrenta ante, posiblemente, la crónica que más triste y más enfadado escribe, puesto que este equipo que debería comandar la tabla con permiso del Sevilla, resulta que se encuentra a día de hoy más cerca de no cumplir objetivos que de lo previsto por el cuerpo técnico cuando comenzó la temporada.
Solo queda un camino, y aunque de forma más sacrificada, se va a llevar sí o sí. Puedo asegurar que pondremos todo de nuestra parte para que solo quede a partir de ahora trabajo, trabajo, y más trabajo. Y que la suerte haga el resto.
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